Profesor: Arriola
Edgardo A.
2do Parcial de Álgebra
F(x)= todxs; Dom:{a,o}
Considero que sería una falta de respeto intentar
enfrentarme con este señor parcial algebraico sin haber estudiado, pues antes
de pasar vergüenza, prefiero a usted y a las matemáticas respetar. Dejando para la música el “guitarrear”…
Desde niño, jugando, divirtiéndome con ellas,
aprendí, a amarlas y respetarlas. El mundo a través de ellas siempre comprendí.
Recuerdos me llevan a mi feliz infancia. A los 4
años, mis hermanas me regalaron un cuadernito y un lápiz, con los cuales jugaba
a resolver problemas, sí, jugaba, agregando y sustrayendo, con números o con
palitos… Fui un niño raro, así me divertía yo…
Mis hermanas me escribían y leían problemas
matemáticos, y yo jugaba a resolverlos, haciendo sumas y restas; yo creo que mi
abuela Negra, la profesora de Lengua, le decía a mis hermanas que lo hagan,
hasta les habrá dado la plata para comprarme el cuaderno y el lápiz.
También recuerdo cuanto me divertía observar
sucesiones de hormigas que juntas al infinito tendían. Eso ya en los tiempos de
la escuela primaria que tan bien me iba en matemática, con mi cuaderno lleno de
dieces, los multiplicaba cada semana. Pero a mis compañerxs, no les iba igual
que a mí. Algo pasaba que no podíamos caminar así como las hormigas y entre
todxs tender al infinito construyendo algo grande juntxs. A ellxs no les
divertía hacer matemáticas, al contrario, sufrimiento en sus rostros se les
notaba. Yo creo que era porque ellxs no sabían jugar a las matemáticas.
Yo veía a mis compañerxs que, al performarlos
diciéndoles que estaban “mal”, infinitesimalmente se negaban hacia la nada,
nada que sufrían, y aunque se esforzaran, nada entendían, no les salía, tanto
les costaba que los evitaban, dándose por vencidos ante los problemas que en
Matemática les presentaban. Alguno zafaba con “el compañero piola” que los
resultados le tiraba, o el que cobraba (en especias, en defensa o en dinero) y que
a máxima velocidad terminaba el examen para que su hoja recorra por los bancos de
quienes pagaban. Uno de estos mercenarios, hoy es economista, contador. Como es
la vida, hoy sigue cobrando por lo mismo que de niño hacía, resolverles las
cuentas a otros, que tal vez de niños pagaban para salir bien en sus exámenes.
Es que para algunos, los números nos sirven para resolver los problemas, para
otros, los números son los problemas…
Cuestión que… como sufrían mis compañerxs con esos
000000 (ceros) que el maestro le ponía; con esos NO, que significantemente les
decía: “vos estás mal”; les daba a entender que su lógica, que su forma de
pensar, no era correcta, y lo diagnosticaban corrigiéndoles sólo el resultado,
porque de proceso, en aquellos tiempos, ni se hablaba, o al menos yo no lo
escuchaba.
Algunos se sentían destinados a ser fracasados. Esos
que en la casa no tenían un familiar que les enseñe a jugar con los números.
Pero hoy siendo albañiles o con un plan “regalado”, la escuela terminaron,
igualmente se quedaron calculando, y una lástima su resultado porque es
equivalente a que estudiar no es lo suyo.
Mi realidad la percibí diferente, aquella vida de
niño, la recuerdo como si hubiera pasado por mis papilas gustativas, como si a
mi infancia la hubiera saboreado: la maestra me deleitaba con cuan fríos
diversos sabores de helado; de sumas, de restas, y hasta multiplicaciones, pero
yo siempre prefería a mis siempre favoritas divisiones; y era el sabor que más me
gustaba por tanta intrigaba que me causaba. Yo siempre impaciente con mi
cucurucho esperaba para disfrutar de aquellos dulces que la maestra en la hora
de Matemática siempre entregaba. Pero un día, al mirar a mi lado, me di cuenta
que no todos mis compañeros tenían cucurucho. Me horroricé al ver como sufrían
al sentir que aquella sustancia a temperatura bajo cero, fría y pegajosa, les
caía sobre las manos, mientras se derretía chorreándolos, ensuciándolos. No
entendía como no sabían comerlo, saborearlo, tan rico que para mí era. A partir
de aquel día, empecé a aprender a compartir mi cucurucho y conseguí cucharitas
para disfrutar de las Matemáticas en conjunto con otros. Así aprendí a aprender
enseñando, y que con el enseñar, que día a día aprendo más y más, disfruto
tanto y más que cuando me divertía solo, de niño, yo, mi lápiz y mi cuadernito,
con cual y donde cuento, donde escribo, donde opero y registro, entendimos que las
letras, los números, los lenguajes y las matemáticas, no son tan distintas como
nos la presentan, pues están dadas por una misma lógica; ya hablando de sumar,
agregar, restar, quitar, sacar, diferenciar, multiplicar, doblegar, dividir,
fraccionar, potenciar, razonar o encontrarle la raíz a la identidad (
)…

El Interpretado
Dedicado al profesor Edgardo Arriola
de la Cátedra "Algebra"
del IES "San Fernando Rey"
Chaco
de la Cátedra "Algebra"
del IES "San Fernando Rey"
Chaco
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